LOGO INSTITUCIONAL
Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Perlita: una guerrera de dos patas y una voluntad de hierro

Perlita es una perrita que, luego de ser atropellada, perdió dos de sus patitas y estuvo a punto de morir en la vía pública. Una pareja de esposos, Jessica y Hilton Hernández, la recogieron para salvarla y hoy, es un ejemplo diario de fortaleza y enorme voluntad. Nada la detiene.

Después de sufrir por la imprudencia de un conductor, Perlita luchó desde el día uno para sobrevivir. Casi como un milagro, se levantó y aprendió a caminar tras haber sufrido un golpe fuerte en su cabeza y tener destrozadas sus patas del lado derecho.

Esta criollita de pelaje blanco y delineados ojos café llegó a la amorosa familia Hernández en 2016, luego de que una noche, mientras recorría las calles en busca de comida, fuera atropellada.

Los esposos Hernández la vieron tirada, inconsciente y desangrándose a mitad de la calle. “Creímos que estaba muerta”, recuerda Hilton Hernández, quien la levantó, la subió a su vehículo y la llevó de inmediato a recibir asistencia.

El primer médico que la atendió no dio mayores esperanzas y sugirió que la durmieran. “El doctor dijo que si duraba 72 horas quizá podría sobrevivir, pero lo dudaba, porque tenía quebrada la patita de atrás en cinco pedazos y la de adelante también estaba fracturada. Nosotros le empezamos a dar galletitas y agua y empezó a comer y a mover la colita, supimos entonces que quería vivir, por eso dormirla no era opción”, cuenta Jessica.

Los Hernández no se rindieron, buscaron un nuevo veterinario, quien realizó una primera cirugía donde le amputaron su pata trasera derecha.

La peludita es tan consentida que les roba los sillones y un buen espacio de la cama a sus amados tutores.
Foto IBA/ K. Domínguez.

Al conocer a Perlita, de inmediato roba el corazón, no solo por su alegría y su desbordante energía, sino por su enorme fuerza de voluntad y porque lucha por mantenerse en equilibrio, pues nada la detiene. 

Corre de un lado a otro, sube y baja escaleras, persigue perros vecinos y está atenta ante el asomo de cualquier extraño, para ladrar con la fuerza de su espíritu protector. Se tropieza o cae, sí; pero siempre se levanta con la misma rapidez.

Para ella no hay límites ni escalones que la detengan. Sus tutores aseguran que, aunque le falta su patita delantera y trasera, ella ha aprendido a desplazarse y a convivir con sus hermanos peludos como un perro más.

Una de las cosas que más sorprende de Perlita es su capacidad para equilibrarse con sus dos extremidades izquierdas. Foto IBA/Karen Domínguez.

Eso no hubiese sido posible sin el apoyo de muchos salvadoreños que se volcaron a ayudarles tras conocer el caso de este can. Los esposos Hernández no podían costear todos los tratamientos de Perlita, pero estaban seguros de que no la dejarían sola. Poco a poco fueron reuniendo el dinero y las fuerzas para asistir a Perlita.

“Bery Zamora, que en ese entonces tenía a La Manada de Pick, nos ayudó muchísimo. Y la gente, al ver cómo luchaba la niña, también se conmovió y comenzaron a ayudar. Nosotros sabíamos que era un compromiso, pero verla luchar a ella, nos movía a seguir”, cuenta Hilton.

Este matrimonio se entregó sin descanso al cuidado de la peluda. Jessica tomaba la hora de su almuerzo en el trabajo para correr a la clínica y llevarle comidita y mimos, y cuando llegó a casa, luego de quince días de haber sido intervenida, Hilton acondicionó todo: quitó obstáculos, colocó alfombras, para facilitarle su movilidad y evitarle accidentes.

La pareja también ubicó la camita de la perrita a la par de la de ellos y todas las noches la curaban y vigilaban para palear con analgésicos y caricias el dolor que la aquejaba.

“Yo llegaba corriendo a verla y en sus ojitos tenía alegría, sabía que me reconocía, no sé explicarlo, pero ella nos esperaba y estaba luchando por sobrevivir. Ella no estaba dispuesta a morir y eso nos daba fuerza a nosotros para luchar por ella”, dice Jessica.

Los esposos planeaban quedarse con ella de manera temporal, pero entendieron que, siendo una perrita con limitaciones, tendría necesidades y cuidados especiales y se comprometieron a dárselos por el resto de sus días.

Ejemplo de fortaleza y voluntad

Los esposos Hernández cuentan que Lía, una schnauzer que llevaba tres años entre el núcleo familiar, también fue clave en la recuperación de Perlita.

Perlita y Lía fueron las mejores compañeras y amigas. Foto IBA/ Cortesía.

Lía se sentaba a su lado y la animaba a moverse. Juntas aprendieron a ayudarse y Perlita solo imitó a su nueva hermana peluda, y en su afán por jugar con ella, aprendió rápido a equilibrarse con su patita faltante.

“Yo quería buscar un ingeniero mecánico que le hiciera una silla de ruedas, no encontraba forma de cómo se movilizaría y el mismo día que la trajimos, Lía la empujó a andar y Perlita comenzó a seguirla, nosotros no cabíamos de emoción”, recuerda Jessica.

Cada pequeño logro era celebrado por la pareja, que se sorprendía de su acelerada recuperación. Sin embargo, sus tutores notaron que algo andaba mal con su extremidad delantera derecha: no la apoyaba en el suelo al caminar.

Luego de varios exámenes, el médico veterinario les notificó que de nuevo sería sometida a otra cirugía para amputarle esa pata, que ya estaba fracturada.

Hilton y Jessica ya conocían el espíritu luchador de Perlita, así que no dudaron que ella saldría adelante de nuevo.

Cuando volvió a casa, esta vez con apenas dos extremidades, Perlita tocó el piso y caminó, de hecho, corrió junto a su hermana peluda Lía y se transformó en un ejemplo cotidiano de fuerza y enorme voluntad.

“Ella cree que es como cualquier otro perro, las limitaciones las ponemos nosotros, ella simplemente vive”, resume Isa, su “abuela”.

Para Hilton Perlita es una lección cotidiana de perseverancia y lucha. Foto IBA/ K. Domínguez,

“Para mi ella es mi hija, nos ha enseñado mucho valor y a salir adelante. Es un ejemplo de vida porque a veces nos quejamos por un dolorcito y ella todo lo que ha tocado sufrir y nunca se ha rendido, siempre ha querido vivir”.

Hilton Hernández

A pesar de que la falta de dos de sus extremidades sí limita algunas acciones de Perlita -por ejemplo, no puede rascarse sola-, Hilton siempre está pendiente de asistirla cuando ella muestra alguna incomodidad. Sus paseos en el parque se reducen a diez minutos con pausas y también vigilan su peso, para evitarle sobrecargar sus patitas.

Hace dos años le diagnosticaron artritis y toma a diario medicamentos, pero sus dueños aseguran que de los cuatro peludos que hoy tienen como mascotas, ella es la más saludable y es, además, la líder y reina de la casa.

Hilton y Jessica se sienten bendecidos por la compañía de Perlita y sus otros peludos, a quienes consideran más que mascotas. Foto IBA. Karen Domínguez.

Perlita convive con Puqui, Layla y Teddy, tres perritos que también fueron rescatados por Los Hernández, luego de sufrir maltrato y abandono. Para Jessica y Hilton estos perritos son más que simples mascotas porque todos representan a guerreros que sufrieron crueldad y salieron adelante.

Inspirados por el amor entre Lía (que falleció en enero pasado) y el empuje de Perlita, Hilton y Jessica están comprometidos con los animales sin hogar y continuamente recogen, asisten y colocan en adopción a varios. Ellos no se sienten especiales ni consideran que lo que hacen sea extraordinario.

“No se puede ser indiferente al sufrimiento de un animalito. Ellos sienten dolor y pueden dar amor, solo hay que entenderlos y cuidarlos”, concluye Hilton, con Perlita sentada en su regazo, que es la mejor muestra de lo que el amor humano puede provocar en cualquier animal de compañía.