Leo:
Nos sentimos profundamente tristes por tu partida. Entendemos que lo muerte también es porte de la vida, que tu salud estaba deteriorándose mucho. Lo mejor ero que descansaras. Pero es difícil aceptarlo, sobre todo porque eras ese ejemplar formidable que era casi imposible imaginarlo en este país tropical.
Nos acompañaste por más de 14 años, una edad difícil en tu especie. Por eso, te agradecemos con todo el corazón tu paciencia ante los vicisitudes, tu temple, tus fuerzas a pesar de los dolores, tu monumental cariño con todos aquellos especialistas y cuidadores que te acompañaron en este viaje.
Tal vez no lo sepas, pero queremos decirte que, en cuanto supimos de tu estado de salud, estuvimos pendiente en todo momento de tu evolución. Sabíamos, también, que tus rugidos eran de dolor y que el mal humor era por todo lo que sentías, pero eso no nos importó: estábamos junto a ti para ayudarte.
Gracias por enseñarnos sobre lo vida silvestre en cautiverio, por lo urgente de comprender todo lo que implica el bienestar animal… por muchos años no lo hicimos. Te prometemos que cuidaremos de tus amigos del parque.
Leo, tu fuerza y porte se mantuvo hasta el último de tus días, te amaremos siempre. Te veremos al otro lodo del orcoíris, nuestro abuelito.
Buen viaje, Leo.
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